Sensación de rigidez, dolor muscular y falta de movilidad: los coloquialmente conocidos como puntos gatillo son muy sensibles a la palpación y pueden llegar a ser realmente molestos en el día a día. Si alguna vez lo has vivido en tus propios músculos, sabrás que se trata de una zona de tejido muscular muy concreta que es palpable sobre la piel y se siente como un bulto duro dentro de una banda tensa.
Esta dolencia muscular es cada vez más habitual debido al ritmo frenético que se ha apoderado de nuestro estilo de vida y las malas posturas a las que sometemos al cuerpo, sobre todo en la espalda. En Chronic Fisioterapia te ayudamos a distinguir un punto de gatillo de otras patologías y a tratarlo con las técnicas de vanguardia más eficaces.
El punto gatillo miofascial: qué es
Si ‘myo’ significa músculo y ‘fascial’, membrana fibrosa de tejido conectivo, entonces el término miofascial hace referencia al tejido blando que envuelve y separa los músculos. El punto gatillo miofascial es justo eso; un punto muy concreto, sensible y desencadenante del dolor que se encuentra en una zona localizada del tejido muscular o inserciones tendinosas. Al palpar o presionarlo, automáticamente genera dolor localizado en el músculo o también diferido, en otras partes del cuerpo que, aparentemente, no están conectadas.
Así que, ya lo dice la “canción”: no me toques los puntos gatillo que me conozco. Si tocas ese punto concreto dentro de una banda tensa del músculo, duele. Este dolor es justamente la forma que tiene nuestro cuerpo de decirnos que algo va mal: desde Chronic Fisioterapia te animamos a escucharlo. Aunque en principio no se trata de un problema grave, esté donde esté, ese punto gatillo nos pide que prestemos atención a esa zona del organismo y la tratemos mejor. Hacerlo es clave para que el malestar no persista en el tiempo y acabe convirtiéndose en un dolor crónico.
Las causas: por qué se activa un punto gatillo
Las sarcómeras son los filamentos de proteína encargados de la contracción muscular. Cuando se sobreactivan por una contracción continua, disminuye el flujo sanguíneo y esto impide la nutrición y la oxigenación de las células musculares. Es ahí cuando se activan los puntos gatillo y aparece el dolor, la rigidez y las dificultades en la movilidad, entre otros síntomas. Además de los traumatismos, lesiones, enfermedades y factores genéticos, son varias las causas que se esconden detrás de esta sobrecarga de la musculatura. Estas son las más habituales:
Fatiga por contracciones repetidas
Hay deportes (por ejemplo, el tenis, con uno de los brazos) y rutinas (como el uso continuo del ratón en la oficina) en los que se realizan movimientos repetitivos y monótonos de un mismo grupo muscular. Esa zona del músculo que está en tensión permanente sufrirá las consecuencias con el tiempo.
Sedentarismo o inactividad de los músculos
Tanto afecta el sobreesfuerzo a nuestra estructura muscular como lo hace su polo opuesto, el sedentarismo. Las personas sedentarias son más propensas a sufrir dolor y problemas en la columna cervical, pues nuestros músculos no están preparados para pasarse horas y horas en una misma postura. Es esencial ejercitarlos de forma correcta para que no se debiliten.
Sobrecarga repentina
A veces un gesto brusco, un golpe o un sobreesfuerzo muscular de repente y sin previo aviso ni preparación física (levantar una carga excesivamente pesada, por ejemplo) le exige a nuestro cuerpo realizar una fuerte contracción muscular para la que no está preparado.
Altos niveles de ansiedad o estrés
Los factores emocionales e incluso los viscerales juegan un papel clave en la activación de los puntos gatillo. El estrés mantenido, la falta de sueño reparador o los problemas estomacales pasan factura a la movilidad de nuestro cuerpo, especialmente en la zona cervical. De hecho, muchas personas llegan a nuestra consulta con cefaleas tensionales, un dolor intenso que se siente en la cabeza, el cuero cabelludo o el cuello. En esas ocasiones acceder al punto gatillo es la solución para que las molestias desaparezcan.
Una mala postura o una mala técnica de ejercicio
Sin duda la fatiga postural es uno de los grandes problemas de la era digital. Son tantas las horas que nos pasamos delante de la pantalla del ordenador y el móvil que el dolor en las cervicales está a la orden del día, sobre todo en aquellas personas que trabajan en la oficina. Pasar muchas horas en una misma posición y enfocando la vista con una musculatura débil le abre las puertas al dolor y a ese punto hiperirritable que es el punto gatillo miofascial.
Sus tratamientos: cómo desactivar el punto gatillo
Como lees, activar un punto gatillo miofascial es más fácil de lo que parece en el día a día. La buena noticia es que en gran medida los puedes evitar si te comprometes a seguir unos hábitos saludables (dieta equilibrada, ejercicio regular, rutina de sueño correcta, etc.) y una buena higiene postural. Para ello, las pautas de tu fisioterapeuta de confianza marcarán la diferencia, con ejercicios específicamente diseñados para fortalecer las cervicales y adoptar buenas posturas en los quehaceres diarios.
Si nos estás leyendo porque sientes dolor y crees que puede deberse a un punto gatillo, es importante que acudas a tu clínica de fisioterapia de confianza lo antes posible para tratarlos y desactivarlos. En Chronic Fisioterapia combinamos técnicas de fisioterapia manual como la Tecarterapia, o la punción seca; dos técnicas fisioterapéuticas muy efectivas en el tratamiento del dolor miofascial.
Después de que uno de nuestros especialistas haya explorado la zona dolorida y palpado los puntos gatillo, prepararemos un tratamiento personalizado y adaptado a tus necesidades con las técnicas más avanzadas así como pautas preventivas con ejercicios y estiramientos para fortalecer los músculos afectados y evitar así futuras molestias. Para liberar la tensión, desinflamar y reducir el dolor.
La punción seca
La punción seca es una técnica local que nos permite llegar al punto gatillo de forma directa y relajar el músculo. Este tratamiento combate el dolor de origen miofascial a través de una punción con una aguja estéril de acupuntura sobre el punto gatillo con el fin de romper la contracción de las fibras musculares, restablecer el flujo sanguíneo en el tejido afectado y disminuir las molestias. En el caso de estar localizados en planos musculares más profundos (como en la espalda o la cadera) utilizamos la ecografía para guiar la aguja hasta el músculo.
Aunque es algo doloroso e invasivo, lo cierto es que es uno de los tratamientos que mejores y más rápidos resultados consigue, siempre que sea un fisioterapeuta formado quien lo lleve a cabo y especialmente si se combina con las otras técnicas que hemos comentado. No lo olvides: al final lo más importante es escuchar las señales de tu cuerpo y ponerte en las mejores manos para lograr tu mejoría y recuperación.